Gestalt es un tipo de psicoterapia por medio de la cual cerramos ciclos inconclusos para aprender a vivir cada día en plenitud sin que estemos recurriendo constantemente a situaciones que ahora son obsoletas y que nos quitan energía para vivir en el presente. Por medio de la terapia Gestalt desarrollamos nuestra capacidad de darnos cuenta de nuestras sensaciones, sentimientos, emociones, pensamientos y acciones. Esta capacidad nos permite estar más en contacto nosotros mismos y con el entorno.
La terapia Gestalt es como una segunda tarea en la vida. La primera tarea fue aprender lo que hasta ahora sabemos: cómo actuamos, sentimos y pensamos. Cumplimos con esta tarea a lo largo de nuestra vida durante la cual aprendemos a estar en el mundo de una forma, a ver la vida a través de nuestros una lente. A partir de que comenzamos una terapia Gestalt somos más conscientes de nuestros actos y, por lo tanto, nos responsabilizamos de ellos. En la terapia gestáltica aprendemos a validar nuestras emociones y sentimientos, dándoles su justo valor, ya que en la vida actual tendemos a concentrarnos en el pensamiento y nos perdemos de la enorme riqueza de las emociones. Mediante la terapia Gestalt “desaprendemos” muchas de las ideas que habíamos adquirido para integrar a nosotros mismos ideas nuevas, que han pasado por nuestro análisis, que hemos digerido, y que aceptamos por voluntad propia, ya no por imposición familiar, social o institucional.
La terapia Gestalt es como una segunda tarea en la vida. La primera tarea fue aprender lo que hasta ahora sabemos: cómo actuamos, sentimos y pensamos. Cumplimos con esta tarea a lo largo de nuestra vida durante la cual aprendemos a estar en el mundo de una forma, a ver la vida a través de nuestros una lente. A partir de que comenzamos una terapia Gestalt somos más conscientes de nuestros actos y, por lo tanto, nos responsabilizamos de ellos. En la terapia gestáltica aprendemos a validar nuestras emociones y sentimientos, dándoles su justo valor, ya que en la vida actual tendemos a concentrarnos en el pensamiento y nos perdemos de la enorme riqueza de las emociones. Mediante la terapia Gestalt “desaprendemos” muchas de las ideas que habíamos adquirido para integrar a nosotros mismos ideas nuevas, que han pasado por nuestro análisis, que hemos digerido, y que aceptamos por voluntad propia, ya no por imposición familiar, social o institucional.
La terapia Gestalt es un camino que nos lleva a ser nosotros mismos, a aceptarnos en las diferentes facetas que nos conforman, a dejar de fingir y de usar máscaras. En fin, puede llegar a ser una filosofía o estilo de vida, muy similar al Zen, en el que nos guiamos por nuestros sentidos más que por nuestra mente, es un regreso a nuestra primera naturaleza, a nuestra esencia. Un proceso terapéutico no siempre es un lecho de rosas, pero la terapia gestalt, por medio de ejercicios, experimentos y dinámicas, nos allana el camino hasta el punto en que incluso este proceso de reaprendizaje y redescubrimiento se puede vivir con alegría.