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miércoles, 16 de abril de 2008

El Darse Cuenta

“El darse cuenta es una forma de vivenciar. Es el proceso de estar en contacto alerta con la situación más importante en el campo ambiente/individuo, con un total apoyo sensorio-motor, emocional, cognitivo y energético” [1] Estas son las palabras de Yonteff con respecto al darse cuenta, pero esta toma de conciencia no es sólo una forma de saber qué estoy haciendo ahora, sino también cómo lo estoy haciendo. Cuando “me doy cuenta” amplío mi percepción, sé lo que está pasando sin que nadie me lo diga.[2]

Al contrario de lo que sucede en las así llamadas “terapias verbales”, en la terapia Gestalt no sólo reconocemos nuestra situación presente verbalmente, sino que la vemos, la conocemos, la sentimos, reaccionamos ante ella, contactamos plenamente con ella. “La persona que se da cuenta, sabe qué hace, cómo lo hace, sabe que tiene alternativas y elige ser como es”[3].

Mi darme cuenta es cognitivo, sensorial y afectivo. Su naturaleza cognitiva está ligada a mi actividad mental que “abarca más allá de lo que ocurre en mi presente”[4] e involucra el imaginar, explicar, planificar, adivinar, recordar el pasado, anticipar el futuro, en fin, recurrir al mundo de la fantasía. Su naturaleza sensorial está ligada a mi contacto sensorial y actual con objetos y eventos en el presente: el darme cuenta del mundo exterior. Su naturaleza afectiva está relacionada con el contacto de mi realidad interna, de mi vivencia presente, totalmente individual, y de la experimentación verdadera de mis emociones. Mi darme cuenta más importante es saber que soy único e irrepetible.

Mi darme cuenta obtiene su energía de mi necesidad apremiante del momento. Negar mi situación, necesidad o mis deseos es alterar mi darme cuenta. Por el contrario, estar en contacto total con mi situación, es decir, conocer mi control sobre ella, mis opciones con respecto a ella y la responsabilidad de mi conducta y sentimientos es respetar mi circunstancia y mi darme cuenta. Mi darme cuenta está siempre aquí y ahora. “El pasado existe ahora como recuerdo, lamento, tensión corporal. El futuro no existe excepto ahora como fantasías, esperanzas”[5] Mi darme cuenta es el contacto, es la formación de una Gestalt. Cuando me doy cuenta descubro medios y modos por los cuales puedo crecer y desarrollar mi propio potencial y arreglar las dificultades en mi vida. Por medio de mi darme cuenta aprendo y crezco para dejar de insistir en ser quien no soy y convertirme en quien realmente soy.

En terapia Gestalt promovemos el darse cuenta por medio de ejercicios o experimentos. Acompañamos e invitamos al paciente a que descubra por su propia experiencia su condición actual, su forma de actuar en la situación que nos plantea, sus actitudes, sus sentimientos reales y las formas en que elude la experiencia directa de todos ellos. A partir de que surge el darse cuenta en el paciente, podemos continuar hacia un trabajo terapéutico más completo y profundo, mediante el que el paciente tendrá que enfrentar su responsabilidad, la toma de sus propias decisiones, o bien, la explosión de emociones como ira, tristeza o alegría.

En cualquier caso, el resultado que trae consigo el darse cuenta brinda un beneficio a nuestro paciente, quien tiene ahora suficiente información para utilizar todo su potencial –cognitivo, sensorial y afectivo– en la actividad más gratificante que hay: vivir.




[1] Yontef, G. (1995). Proceso y Diálogo en Psicoterapia Gestáltica. Cuatro Vientos: Chile.
[2] Baumgardner, P. (1994). Terapia Gestalt. Pax: México.
[3] Yontef,
[4] Stevens, J. (1976). El Darse Cuenta. Cuatro Vientos: México.
[5] Yontef, G.

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